29.5.07

Sobre la autorreferencialidad I


Claves americanas
La fuga de cerebros en América latina
Por Andrés Oppenheimer

MIAMI.- El proyecto de ley de reforma inmigratoria que se está debatiendo en el Congreso norteamericano hará más fácil a los profesionales extranjeros lograr la residencia permanente en Estados Unidos.

Pero, como contrapartida, podría incentivar la fuga de cerebros de países en vías de desarrollo.

Según el proyecto de ley respaldado por la Casa Blanca y ambos partidos, la mayoría de los 12 millones de trabajadores indocumentados en Estados Unidos podrían recibir la residencia permanente, pero los que tienen títulos universitarios tendrán una enorme ventaja.

Según la legislación propuesta, habrá un sistema de evaluación por el cual los inmigrantes serán calificados por sus méritos según una escala de 100 puntos. Y los inmigrantes con doctorados o maestrías que hablen inglés tendrán automáticamente la mayor cantidad de puntos.

Mientras que los médicos, científicos y otros profesionales extranjeros con títulos de posgrado automáticamente obtendrán 28 puntos, los inmigrantes que no hayan terminado la escuela secundaria tendrán sólo 5 puntos. Asimismo, los extranjeros que hablen inglés automáticamente obtendrán 15 puntos, mientras que quienes sólo aprueben un examen de inglés básico obtendrán 6 puntos.

En otras palabras, un científico de México o la India que habla inglés empezaría con 43 puntos, mientras que millones de aspirantes a residencia permanente que no tienen diplomas universitarios ni hablen bien inglés empezarán con 11 puntos.

No hay nada de malo en que Estados Unidos les ponga una alfombra roja a las mentes más brillantes del mundo. Y tampoco sería justo culpar a los graduados de universidades extranjeras de buscar una vida mejor, o mayores oportunidades profesionales en el primer mundo.

Sin embargo, Washington tendría que ser consciente de las posibles consecuencias no intencionales de su propuesta de reforma, porque la misma podría acelerar la tendencia actual de los países industrializados de captar las mentes más brillantes del mundo en desarrollo.

"Esto incrementa el factor de atracción para los universitarios de países en vías de desarrollo", me dijo Paul Ladd, un experto en migración del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas. "Si uno tiene una maestría de la Universidad de Nairobi, sabe que va a estar más arriba en la fila para recibir una residencia en los Estados Unidos."

Según el Instituto de Política Migratoria, de Washington, cada vez más países industrializados adoptan sistemas por puntaje. Canadá inició un sistema de puntaje en 1967; Australia, en 1989; Nueva Zelanda, en 1991, y Gran Bretaña en 2001. El año pasado, Gran Bretaña decidió que los graduados de las 50 mejores escuelas de negocios de todo el mundo automáticamente recibirán los 75 puntos que el país requiere para la residencia permanente.

La Unión Europea está considerando adoptar un sistema de puntaje en septiembre. Si los Estados Unidos hace lo mismo, se podría dar una competencia entre los países ricos por recibir a los graduados universitarios más capacitados del mundo.

Pero, al mismo tiempo, estudios de las Naciones Unidas muestran que el 83% de los graduados de la Universidad de Guyana y más del 60% de los graduados de las universidades de Haití, Jamaica y Trinidad y Tobago viven en países industrializados.

El otro lado de la moneda es que, según nuevos estudios del Banco Mundial y la Comisión Económica para América Latina de las Naciones Unidas (Cepal), en muchos casos los países en vías de desarrollo salen ganando cuando sus científicos y profesionales van a vivir a países ricos.

La India, Taiwan y varios países de Europa del Este se beneficiaron cuando sus científicos e ingenieros se mudaron a los Estados Unidos, iniciaron empresas allí, y luego las integraron con operaciones en sus países de origen. En lugar de una "fuga de cerebros", se dio una beneficiosa "circulación de cerebros". Y muchos países de América latina se están beneficiando con los más 65.000 millones de dólares en remesas de sus expatriados en Estados Unidos. Mientras más educación tienen sus migrantes, más dinero envían a su país.

Sin embargo, muchos expertos están preocupados. Seguramente habrá países que se beneficiarán con la "circulación de cerebros", pero otros verán una "fuga de cerebros" que los perjudicará, según afirman.

Mi opinión: nada impedirá que los países ricos les den preferencia a los inmigrantes con mayor educación, o que estos últimos busquen mejores oportunidades en el extranjero.

Pero Estados Unidos debería contemplar el otro lado de la moneda y, en lugar de cortar la ayuda extranjera, aumentar su ayuda a los sistemas educativos de los países en vías de desarrollo. De otra forma, empresas privadas norteamericanas y europeas reclutarán cada vez más graduados universitarios en todo el mundo, lo que a la larga podría afectar a algunos países en vías de desarrollo, y aumentar el éxodo de migrantes hacia los países del Norte.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No entendí...

pimienta dijo...

En pocas palabras, Oppenheimer está hablando de sí mismo. Él es un caso de "fuga de cerebro" latinoamericano hacia Estados Unidos.
Pero como la autorreferencialidad abunda en el periodismo, ya aparecerán más ejemplos (II, III, IV...)